tortuga mora
miércoles, 13 de marzo de 2013
Comportamiento, hibernación y estivación
Respecto de su etología, las tortugas moras son animales ectotérmicos
que se exponen al sol durante las primeras horas del día a fin de
calentar su cuerpo y acelerar las funciones metabólicas. La exposición
a la luz solar les permite absorber los rayos ultravioletas necesarios por la síntesis de la vitamina D. El incremento de temperatura corporal es necesario para activar los enzimas
implicados en la digestión. A temperaturas atmosféricas superiores a
27 °C, las tortugas se muestran apáticas y excavan pequeños agujeros
cubiertos por vegetación baja o se esconden en pequeñas grietas con el
objeto de refrescarse. Cuando vuelven a bajar las temperaturas,
regresan a la actividad. En las zonas donde los veranos son más
tórridos, como en el norte de África o en Oriente próximo, la Testudo
graeca realiza una estivación de unas semanas o meses esperando
enterrada a que refresque. En las zonas donde hace frío realiza la
hibernación.
En otoño, con la bajada de las temperaturas, los reptiles dejan de alimentarse durante unos veinte días por poder vaciar completamente el intestino de restos de comida. Se van volviendo más apáticas y, en noviembre o diciembre, según la latitud, empiezan a enterrarse o refugiarse en lugares protegidos y caen en un estado de hibernación. La temperatura ideal por la hibernación es de 5 °C. Temperaturas inferiores a 2 °C provocan daños cerebrales o la muerte, mientras que si son superiores a 10 °C traen la tortuga a un estado de subhibernación, peligroso puesto que el animal consume más rápidamente las reservas de grasa que le deben durar todo el invierno. En estado natural, las tortugas se entierran a una profundidad entre la superficie del suelo y veinte centímetros.
La hibernación es una fase metabólica vital para esta especie, y lo único que la puede impedir es una enfermedad u otra circunstancia debilitante.
De hecho, la principal causa de muerte en el caso de ejemplares que han de hibernar en espacios interiores preparados por criadores aficionados es la temperatura, si es demasiado alta para permitir la hibernación pero demasiada baja para que el animal continúe alimentándose.
En una situación así, si se quiere mantener al animal activo, hará falta colocarlo dentro de un terrario calentado con un punto cálido a 28 °C y un punto fresco y sombreado a 18 °C, con un sustrato de unos cinco centímetros de profundidad compuesto de un 40 de turba oligotrófica, un 40 de humus (sin fertilizantes ni pesticidas) y un 20 de tierra de río. Es esencial que haya una lámpara de rayos ultravioletas especial para reptiles, necesaria por la síntesis de vitamina D, vitamina implicada en el metabolismo del calcio.[4]
Si, en cambio, se prefiere una hibernación controlada, hará falta poner la tortuga en un contenedor protegido de los roedores con una red metálica, lleno del mismo tipo de sustrato que se describe en el párrafo anterior. El contenedor se deberá poner en un espacio oscuro con temperaturas entre 4 y 8 °C y una humedad ambiental de aproximadamente un 70%. Las tortugas se suelen despertar en el mes de marzo, cuando las temperaturas se vuelven más cálidas.[4]
Sentidos
Las tortugas tienen una vista excelente: saben distinguir formas y colores e incluso pueden reconocer personas. Tienen un sentido de la orientación muy preciso, si se las mueve unos centenares de metros del territorio al que pertenecen vuelven en poco tiempo. Son muy sensibles a las vibraciones del suelo aunque no tengan un oído desarrollado. En cambio, el olfato está bien desarrollado y tiene un papel importante en la búsqueda de alimento y de parejas sexuales.
En otoño, con la bajada de las temperaturas, los reptiles dejan de alimentarse durante unos veinte días por poder vaciar completamente el intestino de restos de comida. Se van volviendo más apáticas y, en noviembre o diciembre, según la latitud, empiezan a enterrarse o refugiarse en lugares protegidos y caen en un estado de hibernación. La temperatura ideal por la hibernación es de 5 °C. Temperaturas inferiores a 2 °C provocan daños cerebrales o la muerte, mientras que si son superiores a 10 °C traen la tortuga a un estado de subhibernación, peligroso puesto que el animal consume más rápidamente las reservas de grasa que le deben durar todo el invierno. En estado natural, las tortugas se entierran a una profundidad entre la superficie del suelo y veinte centímetros.
La hibernación es una fase metabólica vital para esta especie, y lo único que la puede impedir es una enfermedad u otra circunstancia debilitante.
De hecho, la principal causa de muerte en el caso de ejemplares que han de hibernar en espacios interiores preparados por criadores aficionados es la temperatura, si es demasiado alta para permitir la hibernación pero demasiada baja para que el animal continúe alimentándose.
En una situación así, si se quiere mantener al animal activo, hará falta colocarlo dentro de un terrario calentado con un punto cálido a 28 °C y un punto fresco y sombreado a 18 °C, con un sustrato de unos cinco centímetros de profundidad compuesto de un 40 de turba oligotrófica, un 40 de humus (sin fertilizantes ni pesticidas) y un 20 de tierra de río. Es esencial que haya una lámpara de rayos ultravioletas especial para reptiles, necesaria por la síntesis de vitamina D, vitamina implicada en el metabolismo del calcio.[4]
Si, en cambio, se prefiere una hibernación controlada, hará falta poner la tortuga en un contenedor protegido de los roedores con una red metálica, lleno del mismo tipo de sustrato que se describe en el párrafo anterior. El contenedor se deberá poner en un espacio oscuro con temperaturas entre 4 y 8 °C y una humedad ambiental de aproximadamente un 70%. Las tortugas se suelen despertar en el mes de marzo, cuando las temperaturas se vuelven más cálidas.[4]
Sentidos
Las tortugas tienen una vista excelente: saben distinguir formas y colores e incluso pueden reconocer personas. Tienen un sentido de la orientación muy preciso, si se las mueve unos centenares de metros del territorio al que pertenecen vuelven en poco tiempo. Son muy sensibles a las vibraciones del suelo aunque no tengan un oído desarrollado. En cambio, el olfato está bien desarrollado y tiene un papel importante en la búsqueda de alimento y de parejas sexuales.
REPRODUCCION
nmediatamente tras despertarse de la hibernación, el macho empieza el cortejo con un ritual que incluye seguir la hembra y morderle o golpearle el espaldar. El macho sube a las espaldas de la hembra para copular. El macho saca el pene, contenido dentro la cola gruesa, y emite el único sonido que hacen estos reptiles, de lo contrario mudos.La hembra puede llegar a tardar cuatro años en concebir, pues puede conservar el semen en un órgano del oviducto.
Son animales de gran longevidad, y se conocen muchos ejemplares centenarios. Llegan a la madurez sexual cuando tienen aproximadamente diez años. Las especies de Testudo son ovíparas: ponen los huevos en agujeros excavados al suelo por la hembra con el último par de patas. Las hembras de Testudo Graeca ponen huevos tres o cuatro veces al año, entre mayo y junio. El número de huevos depende de la medida del ejemplar.
El tiempo de incubación, de entre dos y tres meses, y el sexo de los recién nacidos varían en función de la temperatura ambiental. Si la temperatura de incubación es inferior a 31,5 °C predominarán los machos, y si la temperatura es superior, habrá más hembras. Temperaturas inferiores a 26 °C o superiores a 33 °C provocan malformaciones o la muerte del embrión. Llegado el día de la eclosión, a menudo apresurada por un día de lluvia, la cría de tortuga rompe el huevo mediante un tubérculo córneo situado entre las narinas externas y el maxilar superior que desaparece tras unos días. La eclosión dura cuarenta y ocho horas, un periodo durante el cual el saco vitelino es absorbido totalmente.
Son animales de gran longevidad, y se conocen muchos ejemplares centenarios. Llegan a la madurez sexual cuando tienen aproximadamente diez años. Las especies de Testudo son ovíparas: ponen los huevos en agujeros excavados al suelo por la hembra con el último par de patas. Las hembras de Testudo Graeca ponen huevos tres o cuatro veces al año, entre mayo y junio. El número de huevos depende de la medida del ejemplar.
El tiempo de incubación, de entre dos y tres meses, y el sexo de los recién nacidos varían en función de la temperatura ambiental. Si la temperatura de incubación es inferior a 31,5 °C predominarán los machos, y si la temperatura es superior, habrá más hembras. Temperaturas inferiores a 26 °C o superiores a 33 °C provocan malformaciones o la muerte del embrión. Llegado el día de la eclosión, a menudo apresurada por un día de lluvia, la cría de tortuga rompe el huevo mediante un tubérculo córneo situado entre las narinas externas y el maxilar superior que desaparece tras unos días. La eclosión dura cuarenta y ocho horas, un periodo durante el cual el saco vitelino es absorbido totalmente.
CUAL ES SU HABITAT NATURAL
Las tortugas moras habitan en parajes áridos con escasas
precipitaciones, donde predominan los matorrales y arbustos pequeños.
Caracterizados por inviernos suaves con precipitaciones moderadas, y veranos secos con temperaturas elevadas. Esta especie encuentra refugio y alimento en la vegetación baja y los matorrales de las garrigas, de los arbustos de las maquias
y del sotobosque, llegando hasta altitudes templadas. El hábitat de la
tortuga mora varía mucho dependiendo de la subespecie, pero en general
es típicamente mediterráneo. En Doñana vive en las dunas costeras con
vegetación rica, los pinares costeros, y en el sotobosque de árboles
mediterráneos, las encinas y los alcornoques. En el sureste también
fueron observadas en las zonas de uso agrícola, tales como olivos,
huertos de cítricos, almendros y viñedos.
CUAL ES SU ALIMENTACION
La dieta de la tortuga mora (testudo graeca graeca) en libertad es hervibora, muy rica en fibra y calcio.
Las plantas silvestres son la mejor opción para nuestros animales: el diente de león, cerrajas, malva silvestre, jaramago, llantén hojas de morera, hibiscus, pala de chumbera sin espinas, lisones, lechuga silvestre, correhuelas, alfalfa.
Como segunda opción tenemos las verduras que podemos encontrar en tiendas y supermercados: escarola, endivia, berros, canónigos, lechuga, tomate.
Y de forma esporádica espinacas y algún complejo vitamínico específico para tortugas de tierra.
Una jibia de sepia bien lavada o cáscaras de huevo trituradas le proporcionará una excelente fuente de calcio, necesidad de primer orden para nuestro animal.
La fruta no es aconsejable debido a su alto contenido en azúcares.
Un buen aporte de fibra a las verduras de supermercado puede ser espolvorear la comida con diente de león seco que previamente hayamos comprado en alguna herboristería.
Salir al campo a pasear y aprovechar para recolectar alguna planta silvestre para nuestra tortuga mora (testudo graeca graeca) puede ser un placer muy satisfactorio.
Sólo debemos tener la precaución de evitar campos de cultivo donde puedan haber tratado con insecticidas o herbicidas estas plantas.
Las plantas silvestres son la mejor opción para nuestros animales: el diente de león, cerrajas, malva silvestre, jaramago, llantén hojas de morera, hibiscus, pala de chumbera sin espinas, lisones, lechuga silvestre, correhuelas, alfalfa.
Como segunda opción tenemos las verduras que podemos encontrar en tiendas y supermercados: escarola, endivia, berros, canónigos, lechuga, tomate.
Y de forma esporádica espinacas y algún complejo vitamínico específico para tortugas de tierra.
Una jibia de sepia bien lavada o cáscaras de huevo trituradas le proporcionará una excelente fuente de calcio, necesidad de primer orden para nuestro animal.
La fruta no es aconsejable debido a su alto contenido en azúcares.
Un buen aporte de fibra a las verduras de supermercado puede ser espolvorear la comida con diente de león seco que previamente hayamos comprado en alguna herboristería.
Salir al campo a pasear y aprovechar para recolectar alguna planta silvestre para nuestra tortuga mora (testudo graeca graeca) puede ser un placer muy satisfactorio.
Sólo debemos tener la precaución de evitar campos de cultivo donde puedan haber tratado con insecticidas o herbicidas estas plantas.
DONDE HABITA GEOGRAFICAMENTE
Especie paleártica occidental, en Europa está presente en: Italia, Grecia oriental, España, Turquía europea, en algunas islas del Mar Mediterráneo, a lo largo de la costa búlgara y rumana del Mar Negro. En Asia es muy común en Turquía, Asia Menor, Siria, Líbano, Israel, Jordania, cáucaso, Irán, hasta los confines de Pakistán. En África del Norte se distribuye por Marruecos, Argelia, Túnez y Libia.
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